Esta mañana volví a ser objeto de la imcomprensibilidad en un mundo que no están diseñando para mi. Te parecerá extraño que use un verbo tan difícil, o esa adjetivación, tu sabrás entenderme, que es Lo Incomprensible. El asunto es que en nuestra fluvial ciudad he intentado moverme por todos los medios en sus términos beisbolísticos, corriendo las bases, y lanzando pa`home como debe ser, hasta que apareció el fenómeno de que se celebra: la cuestión que se llama La Copa América.
De esta copa, me platican los cófrades que saben de estadísticas, que recitan de las millones de veces que “El Crack”, como le dicen a una chamo- verdugo- haciendo gambetas ha pateado una bola muy adornada, muy pizpireta y tal. Me dicen, pues, que es la competencia más antigua del mundo en su género. Ya que los de estas sabanas, pampas, sertones, serranías, mesetas andinas y ubérrimos campos del sur hace un tiempote se dedican incansablemente a correr por un extenso campo de 90 metros por aquí y 40 por allá de ancho, tras la dichosa esféríca (así le dicen los iniciados) cayéndose a coñazos, rompiéndose las espinillas, quebrándose las costillas hasta que consiguen enterrarla al fondo de una vaina que llaman La Red. Si eso pasa los de este lado se alegran que jode, y los de allá se atribulan tanto y tan profundamente que pueden llegar a morir. Incluso se ha dado el caso de que si alguno de los árbitros ( unos tipos que se visten de negro fúnebre ya premonitorio) llegara a equivocarse, pudiera ser que le metieran unos doce o diecisiete tiros(depende de la cacerina que porte el pistolero) por todo el cuerpo en desquite por el error que favorece a unos y desfavorece a los otros. En el medio queda la duda de que pudiera ser muerto por cualquiera de los fanáticos de uno de los dos equipos dependiendo de cuántas mistelas se haya empujado gañote abajo.
Pero me digo yo, que no he viajado nada de nada y que hablo un inglés "tarzaneao" que eso para ser un juego es bastante maldito. Y digo lo de los viajes porque hay gente amiga, por ejemplo, que aterrizan con vértigo muy Jet Lag que los asesina y enloquece, que son panas burdas hace mucho; que se han perfumado con los olores de la vieja biblioteca de La Sorbonne; que se han zampado un café, qué te puedo decir, con éste español pájaro azul culebra de agua llamado Savater que dicen que se sabe toda verga que hay que saber…Y, mira tu, gente que habla perfectamente francés que ni el Molière ni el Verlaine; que pronuncia el alemán mejor que Horderline; que habla con cadencias sajonas de Oxford y es envidia del mismísimo Jhon Milton, esa gente coge unas tibieras del quinto coño y se odian para siempre si el otro, que se expresa perfectamente en chino mandarín y que distingue el suspiro de un ruiseñor frente al murmullo de otro ruiseñor, llegara a expresar que le gusta más el Diez ( así le dicen al hiperarrechísimo del ataque en los campos del agraz futbolístico) de Colombia que el de Brasil.
Entonces yo, que salgo de mi casa con miedo por ser un ignorante, además de un usadísimo ex-karateca que para nada se sirve sino para exhibir unos trapos todo bordados con la insignia de no se quién carajo que era Sensei, o en más alto grado Shijan, que me dicen Usted tiene armas mortales en sus manos por ser experto en Artes Marciales, que piensan que vuelo por encima de los árboles como los chinos aquellos de película que de un solo patadón derriban una pared y que en voltereta para atrás vuelan decenas de metros, yo mi alma, ando en cuadritos del espíritu porque no se le ocurra a un caraèverga de esos preguntarme cuántos goles average ostenta el equipo gaúcho, o si los paraguayos llegarán a cuartos de final, o si los colombianos podrán anotarle a los uruguayos, que dicen ser los primeros campeones mundiales al ganarle a los brasileros en un estadio que llaman Maracaná, y que consiguieron el récord de ocasionar un gran número de muertes colectivas debido a un solitario gol entetado a última hora a los que fueron favoritos de hace cien años. Es que no sabría responderle. Me quedaría mudo y bajaría la cabeza, ofreciendo el cuello engrinchado de miedo para aceptar la ejecución. Si me llegara a pasar solo recordaría con rencor al Robespierre, ese que puso de moda la mortal hojilla Gillette, mentada guillotina, para acabar con los enemigos de La Revuelta Francesa. Encomendaría mi alma a Napoleón y le exigiría un 18 Brumario en mi nombre.
Por que si alguno llegara a preguntarme quién es La Saeta Rubia, ¿ qué puedo yo responderle, mi amor?
Es que no se quién es la saeta rubia, ni el avispón verde, ni el caballo blanco de plata. ¿ Qué voy a saber yo, que no distingo en cuántos rounds se celebra la vaina, ni de cuántos innings se componen los goles?
No sé nada de nada. Lo que mejor se es que mi vecino, un tipo que está mamando pobreza de hace un tiempo para acá, un tiempo largo, mi alma, anda de lo más encorajinado y puso un altar de ánimas poderosísimas para apoyar a La Vino Tinto ( La Vino Tinto es la escuadra invencible de nuestro país, a la que también llaman La Cenicienta. Es una cenicienta compuesta de unos veintidós tarajayos que corren tan rápidamente detrás de "la esférica" que nadie puede creeerles que hayan pasado la mayor parte de su vida en extrema pobreza y en humillante anonimato. Pero ahora los conocen al dedillo: saben que el tal Arango es un tipo especialmente de pinga. Que el arquero Dudamel es un carajito pana panita; que Richard Paéz es capaz de clavarle un gol en las mismas costillas del arquerito gringo, que tambien es un Boy pobretón hasta ayer, pero hoy famoso y rico gracias a su habilidad para no cansarse corriendo detrás de "la esférica")
En este mundo ando. Me detengo en cada esquina para obervar los semáforos. Sí. Es importante observar con detenimiento. Te Explico: si el semáforo se pone en rojo al tu asomarte estás en problemas. El Rojo es el color tribunalicio de estos días. Si a un caballero de esos que corren en calzones cortos detrás de la pelota le sacan "una roja", esa pudiera ser la última tarjeta que viera en vida. La próxima es la negra de invitación a sus exequias, por haberse dejado tarjetear y no cumplir con los trabajos golísticos que ofreció.
Por otro lado ¿ tu crees que Hercules, Jasón, Marco Polo, Cristóbal Colón o Alejandro Magno hubieran aguantado tánta presión? Se sincera.
Yo creo que no. Es más fácil matarse con los Hunos o con Los Bárbaros que ser el lunes un lejano portero de segunda división, y el domingo inaugurar el partido inicial como titular de un equipo nacional.
En eso ando.
He terminado por comprar docenas de alimentos enlatados. Todos sardinas o vegetales, nada de carne, y encerrarme congelado de miedo mientras pasa, como en aquella vaina de Poe, La Muerte Roja. Que en nuestro caso es muerte multicolor, arcoiris, iridiscente, boreal. Una muerte inmerecida, mi alma.
Me resigno y leo los apócrifos de San Mateo: Nom quid non tentatión est vita homine super terrae, mi amor.
Y a El me encomiendo.
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