El que no pudo respirar debajo del agua…
Mi Alma:
Esta mañana vi otra vez a El Negro. Este Negro es hermano de Ricardo Ricón, y se suponía que debió haber sido un tipo de lo más dinámico a esta nuestra edad cincuentona, y que, por lo chiquito, sería altamente rico, o por lo menos un sujeto bien próspero.
No es así.
Ese caballero que iba dando trompicones por el medio del boulevard no es sino una lejana ironía de un muchacho dinámico, casado con una inglesa que se vino a Caracas picada por el veneno cascabelito de El Negro, y que celebraba wow-wow, arrobada, flushening, amazined, las travesuras de Su Negro.
Este anciano casi que se cae caminando, pues no puede levantar sus pies con energía para saltar escalones, o pasar el nivel de las acequias del boulevard.
Entonces lo invité a tomarnos un café cuando me reconoció. Le dije que me sorprendía verlo así, tan debilitado. Se sacó un cigarro del bolsillo de la camisa, lo prendió con cierta burlita en los ojos y me respondió:
¿Cómo quieres que sea un tipo que se metió de todo?
Ese modo de explicarlo en pocas palabras me dice claramente lo que pasó. Se "metió de todo" significa inhalar, chupar, fumar, inyectar, untar y etc., drogas estupefacientes, heroícas, sicotrópìcas o lo que fuera para sentirse "bien". Algo que te da tánta paz no puede ser dañino- justificó con laconismo Janis Joplin su consumo de heroina-.
Bueno, está bien- le dije-. Esa fue tu elección.
Y es verdad. Si a él le parece bien que su cuerpo se haya agotado tan temprano, con su consentimiento, entonces quiénes venimos a ser nosotros para juzgarlo. Además, él tampoco es Jimi Hendrix. El Negro es, para lo del diario, una simple estadística del fracaso. Es, llanamente, un tipo que le hace mandados a un haitiano-colombiano que vende medicina naturista, y al que cobra una miseria por ese seudo trabajo. Tampoco es que al colombiano-haitiano le haga mucha falta un tipo como El Negro, sino que, tira-tirando, se acompañan miserable y conjuntamente en el engaño ese de vende que te vende una vaina que para nada sirve, excepto para consolar huevones que creen en emplastos, menjurjes y cuanto vainerío haya inventado el Dr. En Ciencias Ocultas Colombianas para -medio- aliviarles la desesperanza.
Eso también me explica lo que le pasa a su hermano, El Ricki Ricón.
Ricki Ricón ( tu sabes su nombre real, pero no quiero mencionarlo porque alguien puede leer estas cartas, y todavía me da pena que se sepa el estado real de El Ricki), convertido en un mamotreto que fuma insaciablemente, que cuando le da chupadas al cigarrillo expone las sinuosidades craneales, que ha perdido los dientes y ahora carga una regorgalla plástica insalubre en lugar de su dentadura original, que bebe a solas con la cabeza entre las rodillas, que hace siglos que no sabe lo que es el calor de unas piernas de mujer anudándose a sus costillas, también estaba supuesto a llegar a los años que tiene encaramado en la ola de la prosperidad.
Pero no fue así.
A mi me parece que está castigado por todos los santos. Que los tiene de espaldas, pues.
Porque nadie lo mandó a quitarle la mujer al Belloso de Valencia, ni a traérsela de noche con los dos carajitos, ni a destrozarle la vida al hombre, que era su amigo, ni a ella que luego andaba de lo más neurótica por no haber sabido diferenciar una buena revolcada de lo que dicen las almas inocentes " El Amor"; que nadie lo mandó al Ricki luego, a no entender que hijo propìo es hijo propio, y que ninguno amasado por otras gónadas, y concebido por otro macho puede ser igual al que se suda con la mujer amada. Que hijo ajeno sigue siendo ajeno y que te tendrán arrechera el resto de sus desconsolados días, cabrón, por haberlos arrancado de los predios de papá, hijoeputa, y que siempre cuando puedan escupirán tus huesos, maldito y que no te dejarán dormir nunca más en paz, rebolsas.
El nunca lo entendió, y un día cualquiera sus dientes perdieron el brillo conque asombró a la buscona esa que lo encendió de deslealtad; un día el título que colgaba de la pared de su sala ya no sirvió para más nada, y empezó a olvidar los artículos, disposiciones, ejusdem, sentencias, hábeas no corpus en tu cama; y faltando al trabajo un día sí y otro también, consiguió que la putota suya cabrón lo mandara a freir monos, poco antes del último inning del equipo de Valencia que es El Magallanes, y tuvo que meterse la lengua entre el rabo porque para ser padre de familia robada hace falta algo más que encanto caraqueño, cagón.
Y ahí terminó sus días de sol. Lo demás ha sido pura medianoche con lluvia.
Eso lo entendí el día que en nuestra casa, aquél veinticuatro de diciembre, se agarró la botella de vino y se la bebió totalmente inmóvil, sin un suspiro siquiera.
Ese día te lo dije:
Este no es el mismo tipo que me daba lecciones de las Catilinarias ni de Julio César en El Imperio Romano.
Este-te dije- es un pobre hombre cagalitroso y ridículo cuando afirma que tiene sesenta años de juventud, como que si, expresamente, se latigueara a sí mismo el haberse perdido en los treinta y piquito cuando cometió la infamia de robarse a la mujer del amigo.
Este- te repetí toda la noche- es un vergajo extraviado de sí mismo.
Y le tuve lástima, que es un sentimiento que me arrecha porque yo soy un hombre y me averguenza mirar a otro hombre, más si ha sido mi amigo, arrecodarse en los umbrales para cuidar la puerta de la casa tan igual a un perro realengo.
Igual ocurrió con su hermana Irene. Irene significa bella en lenguaje Heleno antiguo. Y lo era. Irene la bella que suscitaba melodías y ditirambos de los poetas de entonces que la adoraban.
Irene, para no perder el paso corporativo de sus hermanos pasa un mes a la semana denunciando a su pareja por caerle a coñazos sin justificación, y que, dice ella, necesita que en la prefectura le pongan un correctivo porque mata-mujeres y todo es su marido y ella prefiere a un coñoemadre perverso a dormir sola en esa cama tan grande.
La verdad es que no es cama ni nada. Apenas un mamotreto inservible que calienta sus miserias.
Tal vez los potingues que reparte El Negro le sirvan para ensalmar la mala leche al verdugo que la castiga every days, dice en inglés el magistrado Ricki El Ricón.
La pregunta que me hago es:
¿MI Alma, vale la pena que sigamos atenuando las miserias del Ricki Roba Mujeres, o lo mandamos al carajo?
Tu, que eres sabia y prudente sabrás responderme. Pero hoy no, que hoy no me siento tan clemente.
Duerme bien, mi amor.
Cuida tus bienes espirituales, y los míos, que no nos dejen en la bancarrota los ladrones de almas.
Te quiero.
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