
I Love Paris, blanco, negro, homosexual.
Cuando oí esta canción de Cole Porter hace pocos años, para serles franco, me quedé sentado toda una tarde escuchando el resto del C.D, imaginándome estar en un café de París conversando con una increíble e inimaginable mujer, bebiendo un vino de sabor divinizado, y luego...bueno, luego es luego y no se puede explicar.
Cole Porter, me pregunto...¿Quién es Cole Porter? El autor.
En la portada del C.D aparece un robusto pianista de pelo alisado "because the grease" con ostentosos rasgos negroides. Cole Porter, autor, es un compositor fascinante y mas nada. Sobre todo en esta versión de I Love Paris que interpreta Ella Fitzgerald. Con voz de buena pronunciación, cada fonema puesto en el debido lugar, y dibujando las estaciones de París en pocos versos, los justos de una gran canción. Eso era todo, por el momento.
Eso fue hace muchos años, ya les dije. Trabajaba en la radiodifusión caraqueña en un programa creado por mi que se llamó "Jazz Inolvidable", y entonces, ya lo saben, era de ese género de música, pero yo le metía cualquier cosa buena para mis oidos en una especie de contrabando ecléctico. Hacía sonar a la increíble Jazmin Levi, o de vez en cuando Biella Da Costa. Sea como fuere, Jazz Inolvidable era una cosa muy mía y el jefe de producción de la radio no nos molestaba para nada, y nos dejaba hacer con libertad a mi y a Ramón Rivas Jerez, al que considero el mejor locutor de su generación, siendo de paso una gran persona. En fin, nos divertíamos hablando de jazz y leyendo unos libretos desopilantes que escribía yo solo para escandalizar, en tiempo de comedia. O sea, comedia radial y jazz. Una locura.
Y así nos iba.
Pero, un día que almorzaba con un amigo, también de la radio, me preguntó si era posible que el jazz fuese hecho por músicos que no fuesen negros.
Nunca había reparado en eso: que el Jazz fuese un género étnico, pero le respondo que no lo creo porque en Nueva York también había nacido el Jazz Latino, al que también llaman Salsa, y que es muy diferente a la plena de Puerto Rico, o a la Bomba de Panamá las que, en muchos casos, están "jazzeadas" muy al estilo de Willie Colón o Rubén Blades mas de una vez y mas de dos...o sea, las veces que quisieran. Por ahí mencioné a Eddie Palmieri, que tampoco le va tan mal en eso del Jazz, y hasta una extraña canción de Los Melódicos de Venezuela en género Jazz...rara avis de la orquesta de Renato Capriles.
¡Es que la raza o el color de piel no tienen nada qué ver, ni a favor ni en contra de la creatividad!
Hasta hoy, que encuentro todo el escándalo del Black Matter Lives, y también de las feministas, a las que mucha gente llama feminazis, no se si con razón o sin ella. Me da igual.
Pero me imagino que el asunto con la raza negra es una injusticia, o al menos, un error histórico clasista originado por los mismos esclavistas que fueron a recoger negros en África, los vendieron como animales en mercados humanos ( no solo a los negros, sino a los vencidos en las guerras, o a las mujeres capturadas en sus naciones y luego comercializadas en los zócalos de Roma, España o Tánger, los principales supermercados raciales. En China también tenían una boutique étnica). Entonces, el esclavista cazaba negros y mujeres, los animalizaba en las peores condiciones, vendía a los sobrevivientes de las duras sentinas de los barcos, pero luego les llamaba "raza inferior" estigmatizando así la miseria en la que sobrevivían los hombres y mujeres arrancados de sus tierras y botados en sitios tan lejanos de sus lares que luego no podían ni siquiera articular dos pensamientos seguidos del pais de donde nacieron.
Pero el ser humano no se detiene.
De aquellos esclavos surge el canto humano, desarraigado de sus terrenos, pero no erradicada su esencia espiritual. Nacen esas negras maravillosas, o mejor dicho renacen en un solio lejano pero no ignoto porque la tierra es una sola, y los hombres, las mujeres, las manos y la voz, vuelven otra vez a la primordial que es la existencia simple y compleja a la vez de un ente que es extraterráqueo, que viaja en el espacio sideral en un globito que le da la vuelta al universo, que se contempla como un planeta azul en el firmamento y que se permite escribir canciones, libros, poemas, amar y sexualizar la cortedad de la vida, sin importar si el goce es negro o la canción es blanca.
Colores de piel: pamplinas, tonteras, pendejadas.
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