TERROR CALLEJERO:
Amanecí temblando enfrente del cerro El Avila, porque acabo de descubrir que esta ciudad tiene unos asuntos bastante aterradores que pasan por nuestro lado como si tal cosa. Como si uno, el aterrado, no sufriera de ese miedo espontáneo, y no pudiera cambiar de pelo, por ejemplo, del ya escaso y antes muy querido por mi, a una protocalva rala y blancuzca que nunca quise. Me veré como un payaso renuente si llegara a pasarme lo que me estoy temiendo.
El asunto es que me entero que el hijo de un tal José Tomás Guillot, un pacífico bodeguero de los lados de La Pastora es un feróz guerrillero urbano, de esos que no se andan con guevonadas para meterle un Bin-Laden en las orejas a cualquier viejita, o que tampoco masca siquiera para asestarle un astazo en la nuca al que no se pliegue al nuevo grito de guerra que ya tu sabes aúllan desde las huestes del gobierno.
No es que me asuste encontrarlo, porque me cuentan que hasta buenmozo es el carajito. ¿Y a mi que me puede hacer, si yo soy un reconocido oficialista? Lo que me chorrea es que hasta hace pocos días ese muchacho atendía la bodega del papá, y es fama la incansable ternura conque trataba a la gente. Y el papá, pobrecito, es un apacible gallego que se vino cuando Franco tenía a españa de rodillas y con la mejilla pegada a sus braguetas; que desembarcó en La Guayra con una mano alante y otra atrás, y de a poquito puso una venta de granos en tan campurusa zona entre 1955 y 1960.
Hasta la fecha tiene el mismo negocito, y casi todo el mundo en la zona sufre un crédito impagable que los obliga a cambiar de acera para, precisamente, no ponerse al día con la cuenta que llevan con José Tomás.
El mismo José Tomás es un tipo del culín-culán.
A ese José Tomás lo he leído en la prensa, hablando su gallego natal, y lloriqueando porque el Josetomasito de su hijo, se acomodó el remoquete de Américo Gallego ( ve tu la metáfora), se ajustó una franela roja-rojita con la cara del Ché, metió unas molotov en su morral, y se esmachetó a pintar las paredes de Fedecámaras, la carátula de la Escuela de Comunicación de la U.C.V., y a desafiar a los otros jóvenes que andan protestando en las calles de Caracas, dizque por lacayos y vendidos al imperio de los gringos.
Es decir, el sute Josetomasito (a) Américo Gallego, le quiere cortar la yugular a los opositores.
Coño, mi alma, claro que estoy cagado. Imagínate tu si ese Josetomasito, hijo de un gallego bonachón y anti franquista, que vino a hacer vida lejos de su país natal, que es un señor que ya quisieran de figura principal entre los invitados al nacimiento de Jesús en Belén, ahí mismo al lado de José, La Mula, El Buey y los Tres Reyes Magos, bebiéndole los miaos al felíz Pepe por ser padre del Rey bondadoso de la humanidad; si ese señor que es todo paz puede engendrar a semejante coñito de madre...¿ qué esperas tu que sean mis carajitos, hijos de un reconocido formador de peos guayanés?
Mi alma, estoy a punto de volverme loco.
Mi amor, yo he sido medio comunista (creo realmente que total) toda la vida. Mis querubincitos conocen mi actitud protestaria, me han visto oponerme con furia al poder, saben que tengo un argumento para todo y que soy leguleyo a trapo entero...,¿No crees tu que es para podrirse el alma?
Ve tu si de repente Carmencita, mi hija que es líder de su grupo en el liceo. Vocera de grado, madrina de los juegos interaulas, y voz cantante reinvindicativa no está gestando a una feroz Pasionaria tropical que pronto enarbolará, en vez de un juego de maquillaje, un maletincito lleno de nitroglicerina, nada más que para ponerles triqui-traquis a los otros carricitos que no quieran votar por ella como delegada de curso para el próximo año.
O Emmanuel (Dios con Nosotros), ese hijito mío que es toda dulzura e ironía. Que es un tipo con una personalidad ígnea, y que le da por mandar al carajo a la maestra cuando se pone histérica y prosopopéyica, no se me convierta en un nuevo Camilo Cienfuegos upatense.
O María Salomé, que baila divinamente y que me reza en las noches para apaciguar mi iracundia, no derive en una nueva Isadora Duncan armada con una metralleta para someter a las otras niñitas que no se saben el Pater Nóster como es...
¡Dios Mío, Cuánto me arrepiento por mis intemperancias, Cuán grande es mi error de poeta inconforme!
Y tu no te salvas, mi alma. Porque tu eres una reconocida galletera.
Nunca antes te lo dije porque lo consideraba parte de tu atractivo que me enamoró. Pero hoy tiemblo de solo pensar que nuestros hijos, nacidos de dos camorreros insalvables, hayan heredado esos genes, y se estén preparando para dar un gran coñazo subversivo.
Mírate en el espejo de Don José Tomás Guillot y su Josetomasito.
¿No es para sufrir de culicardia aguda?
Es momento de rezar, alma mía.
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