domingo, 2 de agosto de 2020

La muerte en los tropos.



La Muerte en los tropos. 

Tu apenas despliegas un texto equis, de esos que tanto asoman por el tuiter, el facebook, el instagram o cualquier otro medio de la red social, te encuentras con una bala perdida que es la mala palabra escrita sin compasión para el que lee. 
No hay problema. El desconocimiento de la sintaxis tan de obligada necesidad para comunicarse no es solo falla de una muchedumbre de espontáneos, sino que muchas veces afecta a los otros, los que pretenden adoctrinar al lector desconocido. Esos no son espontáneos sino francotiradores que te disparan ese balazo silencioso que penetra como un rayo oscuro hasta el mas profundo recoveco del cerebro. 
¡Coño - dice uno para sí-, y si lo dices para ti no es mala palabra pero, sobre todo no lo es porque no tienes a ninguna oreja que te escuche, purísima, y te reconvenga por el ajo. Y como no tienes censor, repites: coño, chamo, me acabas de meter un plomazo literal. Literal - litterali, en latín, porque andamos en el buen decir-, y doloroso. ¿Qué culpa tiene un buen cristiano, cuál pecado ha cometido para que le suelten esas frases y oraciones tan feas? 
¿Quiere un ejemplo? 
Ese horrible "les comparto". 
No hay necesidad, no señor, de que un tercio cualquiera se levante en la mañana y le ocurra que, por ejemplo, su perrito, al que llama "mi bebé" se haya comido las babuchas y al tercio, todavía medio dormido, se le atraviese que su bebé es genial porque come babuchas y entonces, le haga un video, le ponga jajajajaja en caracteres amarillos, por ejemplo, y lo mande a las redes, colocándole el empavorecedor "les comparto las travesuras de mi bebé". Y, de paso, agregue que no hay nada mas humano que los perros, para finiquitar su "compartir" recomendando a los humanos que mas deben igualarse a los perros que si son entes didácticos y filosóficos, y no a esos detestables humanos que no se parecen en nada al bebé que se come las babuchas al amanecer. 
Hay mas, altamente pavorosos:
"La sangre de Cristo sí tiene poder". Ese es terrible porque de ser verdad, y ellos aseguran que sí, andan buscando al pobre Mesías para sacarle su medio litro de hemoglobina para administrarle el poder...¡chacho!...¿Te imaginas el precio en el mercado de los sanadores de una gotita de la sangre de El Señor? Es que la venden, paisano. La venderán en frasquitos y la recomendarán para todo mal, el Covid19 de primerito que anda de lo mas imbatible por el mundo. 
Es la nueva hechicería solapada por los supuestos poderes mágicos de las deidades. Si, no tema reconocerlo como tal, porque se ha devuelto la gente hasta mas atrás de los antiguos egipcios cuando la magia era el numen rector de la sociedad. 
Y ahí sí que se arma el follón como tiene que ser: perdida la conexión formal de la lengua con el contexto cultural, el hombre - no todos, por supuesto-, retorna al salvajismo extremo de antes de relacionarse con la razón, la lógica, la gnosis. 
Es el lenguaje preciso el que proporciona la orientación correcta del discurso, que es discurso el sustantivo del verbo discurrir, "ratio" en latín, único sendero expedito para la evolución del espíritu humano. No es mentira que la civilidad nació cuando el hombre pudo darles nombre a las cosas y así, relacionarlas con la vida cotidiana, donde podía enunciar un objeto cualquiera y ser este reconocido entre cientos de otros objetos porque estaba debidamente enunciado. El lenguaje es el nexo primordial del universo. 
¡Pero eso ya lo sabía Aristóteles! - opondrá usted, indignadísimo conmigo-. Y le he de responder:
Claro, chamo.Si no, cómo iba a saberlo yo...Hombre, para eso existió Aristóteles ¿O usted cree que eso que digo es un invento mío porque mi perrito se comió un diccionario de filosofía? 
Claro que no. 




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